lunes, 29 de junio de 2009


Doce horas de trabajo casi ininterrumpido llevando y trayendo pasajeros que acuden a Al Fasher (capital de Darfur) con un único objetivo, ayudar ayudar y AYUDAR. Intentar hacer que dentro de la crudeza que envuelve a este país y dónde no hay más que hipocresía, aparezca un haz de luz para dar aliento a esos millones de personas que viven allí y que sufren sus consecuencias, las consecuencias de una guerra de más de treinta años. Supongo que para esa gente será como su día a día oir bombas y posiblemente mucho más cerca de como las oía yo esta misma mañana desde el aeropuerto. Es realmente increible ver como a menos de doscientos metros se están cargando en varios helicopteros misiles, bombas y demás artillería.


Ver esos cazas despegar a la velocidad de la luz y pensar que en ese momento no están saliendo con el fin de teñir el cielo de rojo y amarillo con motivo del día de las fuerzas armadas, no, van a cargarse gente, a destrozar familias que nada tienen que ver con los cuatro hijos de puta que dirigen esta mierda de país. Hoy que ha sido mi seguno día volando a Al-Fasher no he podido evitar ponerseme los pelos de punta al oir ese infernal ruido de un caza y más aún sabiendo hacia donde se dirigen.


Mañana no trabajo, pero el simple hecho de poner un pie fuera de casa me recuerda a cada instante que por mucho que aquí se pase mal, aún sigue habiendo un rayo de ilusión y ganas por vivir.


Ayer los vecinos estaban cenando la comida que les dimos y fue super emotivo ver como esos niños que corren descalzos no pierden la sonrisa, BENDITA INFANCIA!

jueves, 25 de junio de 2009

KHARTOUM, LA TIERRA PROMETIDA

Nervios, ansias por dejar Madrid, y un cierto cosquilleo al coger el primer vuelo después de tantos meses con destino Estambul, ciudad de contrastes y puerta de Europa donde el oriente y el occidente se mezlcan formando ese país llamado TURQUÍA. Bonita terminal a la que llegamos, europea como todas, Gucci, Burberry y un sinfín de firmas conocidas o más bien denominadas como well brands. Recordemos que en este punto del planeta el consumismo de primeras marcas llega a ser algo exacerbado.Como decía, punto de conexión de vuelos provenientes de cualquier punto del planeta, Buenos Aires, Honolulu, Seul, Adis Abeba, JFK, Khartoum...Es hacia esta ultima hacia la que me dirigo, una ciudad que hasta el momento no ha hecho más que revolverme desde el primer segundo que la pisé a través de esas escalerillas del avión que lo único q irradiaban eras ondas calóricas al haber estado expuesta al sol durante todo el día. Era la una y cuarenta de la madrugada y el calor aplastante que puebla esta ciudad durante la mañana era el mismo pero rebajado quince grados quedándonos en unos treinta y cinco grados. Realizo todos los trámites necesarios para cumplir con las extrictas normas de acceso al país rellenando un sinfín de formularios, nombre de tu madre? religión? motivo de la visita? marital status? como UNA HORA Y MEDIA! (pensemos que el ritmo sudanés es algo diferente, la prisa no existe y el calor acaba con todos)Hecho esto, ante la mirada de estupefacción del guarda por mi vestir europeo y de la auxiliar administrativo que me dio el visado, me dispongo a buscar mi maleta en la cinta. La localizo y creo que todo ya está casi hecho, que será salir al otro lado de la puerta, ver esa inmensa maramunta de gente y tu sintiéndote una diva recién llegada del primer mundo con tu amercian tourister y tu roncato y finalmente encontrar a alguien con un letrero donde pusiera mi nombre, pero no señores. Todo cambió, lo fácil se convirtió en difícil y angustioso por unos instantes pero anecdótico y extremadamente peculiar por otro lado.Al atravesar la sala de reocgida de equipajes lo siguiente no era más que la calle y como calles que son aquí, de tierra. Decenas de personas (abiadas con el ultimo grito en moda sudanesa y ropas hasta los pies) miraban a ese joven perdido que no llegaba a encontrar a la persona en cuestión. Siguiente paso, y como persona de recursos que soy, me dispongo a esperar tranquilamente (sin que los nervios me desaten al pensar en ese millón y medio de cosas que uno piensa cuando viaja a un país africano) hasta que se me ocurra algo e idee algún plan. Siguiente plan... preguntar, aunque difícil si nadie entiende nada de inglés. Así que tras preguntar a varios hombres (no tenía la fuerza de acercarme a una mujer aunque como es normal, la presencia femenina me es más grata en estas ocasiones, pero no, hice lo propio, san bernardo 59 y todo salió bien) sobre el hombre que tenía que venir a buscarme, si le conocían, si sabían donde vivía el personal de la ONU pero nadie me supo responder hasta que dí con un chico increíblemente amable (me consta desde ya la hospitabilidad musulmana) que me ayudó a encontrar al hombre que yo buscaba dado que el también trabajaba en estrecha relación con la ONU. Finalmente fue este chico quien me acompañó a casa en su coche. MIEDO? si, algo uno pasa, llevas una hora aquí y uno no tiene la ligereza de meterse en el primer coche que ve, peeeeero yo si, esa es la diferencia, PELIGRO? aaaaanda ya déjame de peligros!


Llegamos a casa y nos abre el guarda, el chico le cuenta la historia y llaman a unas de las chicas que trabajan en casa para que me acomode en mi habitación (a todo esto ya corrían las cinco de la madrugada y los imanes ya hacían lo propio de esas horas, llamar al rezo) y así hago, me duermo y hasta hoy. Hoy como era de esperar ha sido un día lleno de sensaciones pero a la vez de algo como ya vivido, como si todo esto por mucho que me impresione me resulte familiar, algo ya vivido. Este mediodía fui con un compañero a cambiar dinero y comprarme una tarjeta para el móvil y después a la psicina y zona de spa del hotel Rotana, un auténtico oasis en mitad del desierto. La mayoría de los bañistas occidentales disfrutaban de sus cócteles de frutas (non alcohol country...) haciendo alarde de su poderío y sin importale a nadie que a menos de trescientos metros de donde yo ahora mismo me encuentro hay una familia con niños, justamente enfrente de mi ventana, que duerme al raso, con un colchón usado, lleno de a saber qué y expuestos ante este calor infernal, y miles de enfermedades que pueblan este país... pero yo... no! estoy enfrente SI, viéndoles como duermen a pata suelta pero poco puedo hacer, les invito a pasar la noche con mi aire acondicionado?